22/06/2022
La erosión y la pérdida de materia orgánica del suelo agrícola son dos de los principales procesos de degradación a nivel mundial que afectan a la sostenibilidad agrícola y que están ampliamente extendidos en la región Mediterránea y en España. Tanto es así que en nuestro país el 49% del territorio se encuentra en riesgo alto y muy alto de desertificación, según el último informe del Estado Mundial del Recurso Suelo de la FAO (2015).
Esta alarmante situación es un auténtico desafío sin precedentes para el sector y requiere manejos más eficientes que conviertan al suelo agrícola en parte activa del cultivo, cuidando y mejorando su salud para poder afrontar retos como el incremento de la demanda de alimentos por parte de una creciente población mundial, la necesaria sostenibilidad ambiental y la rentabilidad de las explotaciones agrícolas.