03/09/2025
Lo primero que hay que explicar es cómo pueden coexistir en el mismo terreno dos procesos que utilizan el mismo recurso básico, los fotones que componen la luz solar. Además, es obvio que en mayor o menor medida los módulos fotovoltaicos van a sombrear a las plantas, lo que en general va a dar lugar a una reducción de su rendimiento agrícola. En cuanto a que las plantas sombreen a los módulos esta posibilidad se descarta por completo al diseñar la instalación adecuadamente.
El hecho de que las plantas se desarrollen en presencia de los módulos es que, salvo que estos cubrieran totalmente sus hojas, siempre llegará a las mismas una fracción de la luz solar, que puede ser suficiente para su desarrollo completo. Además, hay especies vegetales que soportan mejor que otras la escasez de radiación solar e incluso que un nivel determinado de sombreado las beneficia.
También, para todas las especies vegetales a partir de una determinada intensidad lumínica, expresada como la Radiación Fotosintéticamente Activa (PAR), ya no se impulsa la fotosíntesis. Además, hay otros matices que abonan el que la tecnología agrivoltaica funcione, aunque parezca contraintuitivo.
Tipos de sistemas agrivoltaicos
La definición de la agrivoltaica que figura en el primer párrafo es muy general, y los sistemas agrivoltaicos, como se denomina al conjunto de una instalación fotovoltaica junto con su cultivo, son muy variados porque dependen de la especie cultivada y del diseño de la instalación fotovoltaica correspondiente. Una primera clasificación de los sistemas es entre los ubicados en la cubierta de invernaderos y los situados en campo abierto. A su vez, en este último caso, se puede distinguir entre los que el cultivo está en bandas de terreno fuera de la proyección de los módulos fotovoltaicos y en la que los cultivos también están debajo de esos.
Las instalaciones fotovoltaicas que completan el sistema puede ser estáticas, los módulos tienen una orientación fija, o dinámicas, en las que esos pueden cambiar su orientación y/o inclinación. Los módulos fotovoltaicos pueden ser de cualquiera de los tipos existentes en el mercado o que se estén desarrollando específicamente para la agrivoltaica .
La potencia de la instalación fotovoltaica viene determinada por la potencia y número de los módulos que la compongan, y es un parámetro de diseño muy importante por cuanto condiciona la parte del terreno que está cubierta por los módulos, lo que se expresa por la Ratio de Cobertura del Terreno (GCR) que relaciona la superficie ocupada por la instalación con la de la parcela completa, y la inversión necesaria para llevarla a cabo. Puede decirse que GCR´s mayores se corresponden con rendimientos agrícolas menores, y que esa ratio viene muy condicionada a su vez por las circunstancias del cultivo.
Ventajas para los agricultores
Desde la perspectiva particular de los agricultores la agrivoltaica presenta varias ventajas. La primera es que van a obtener unos ingresos por la venta de la electricidad a terceros, o menos costes si utilizan ellos mismos la electricidad generada, y cuyo importe para instalaciones similares va a depender de su localización.
La segunda es que, y siempre dependiendo del tipo de sistema, sobre invernadero o no, de la especie que se cultive y del medioambiente en el que el cultivo se desarrolle, se va a producir una evapotranspiración menor con unas necesidades hídricas menores. Por esto último en buena parte de la literatura científica se cita que la agrivoltaica es muy adecuada para climas áridos o semiáridos o en áreas geográficas propensas a periodos de sequía.
Por último, los módulos fotovoltaicos, según su disposición espacial, pueden actuar como barreras físicas ante fenómenos meteorológicos adversos.
Retos de implantación
La tecnología de la agrivoltaica presenta retos a los que planteen implantarla. El principal es la inversión que hay que hacer en la instalación agrivoltaica, y que en general es muy superior al valor de la finca donde se ubica, incluso en las más valiosas. Por ejemplo, si partiendo de un coste estándar de 1.000 €/kWp se quiere poner agrivoltaica en una hectárea con una potencia de 600 kWp, se llega a una inversión de 600.000 €. Pero como las instalaciones fotovoltaicas de la agrivoltaica, por ser más altas las estructuras que sujetan los módulos y por lo tanto más pesadas, son más costosas que las convencionales, la inversión aumentaría al menos un 30%.
Otro reto es que una cosecha menor va a reducir los ingresos agrícolas en un importe sobre el que pesa una gran incertidumbre. Por último, el agricultor va a tener que adaptar sus prácticas agrícolas a la existencia de la instalación fotovoltaica.
Muy resumidamente, podemos decir que la agrivoltaica puede ser muy positiva desde un punto de vista global, pero que su implantación generalizada por los agricultores y empresarios va a depender de que las ventajas agronómicas asociadas a su despliegue sean incontestables y/o que haya un apoyo público muy significativo para acometer las inversiones precisas.
Para contactar con el autor: jssolar2000@yahoo.es
