En el Día Mundial de los Fertilizantes se conmemora el proceso Haber-Bosch, la innovación científica que permitió fijar el nitrógeno del aire para producir fertilizantes minerales a gran escala.
Gracias a este avance, millones de personas pueden acceder hoy en día a alimentos abundantes y a precios mucho más bajos que si la agricultura dependiera únicamente de fuentes orgánicas.
Tal y como recuerdan desde ANFFE, la asociación que representa a los principales productores de fertilizantes que operan en España, la mitad de los alimentos del mundo dependen de los fertilizantes. “Se calcula que cerca del 50% de los alimentos que hoy consumimos no existirían sin la fertilización mineral. Si los agricultores no pudieran contar con estos insumos, serían necesarias millones de hectáreas adicionales de tierra cultivable, lo que no sólo encarecería los alimentos, sino que también tendría un fuerte impacto ambiental, por la deforestación y la pérdida de biodiversidad”, señala la asociación.
Por su parte, la industria europea de fertilizantes está comprometida de manera activa con la descarbonización, la innovación y la reducción de la huella ambiental de sus productos, apostando por soluciones más eficientes y sostenibles para el futuro del sector agroalimentario.
Por todo ello, ANFFE incide en que los fertilizantes “no sólo alimentan al planeta, sino que también garantizan que los alimentos sean accesibles y asequibles para toda la población”.