25/11/2025
Los productos amparados bajo las figuras de calidad Denominación de Origen Protegida e Indicación Geográfica Protegida tienen un gran valor en nuestro país. Su importancia en el sector rural es indiscutible, ya que fomentan el empleo en los pequeños municipios, son positivas para garantizar el relevo generacional en el sector agrario y ganadero, son productos de cercanía, sostenibles y, además, aportan una calidad excepcional a la despensa del consumidor.
El jefe de Área de Calidad Alimentaria del Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León, Óscar Diez Sánchez, explica que “el proceso de registro de una DOP o una IGP es complejo y exigente, ya que supone una singularidad dentro del mercado de la Unión Europea”.
Para lograr ser DOP o IGP una agrupación de productores debe acreditar que el producto que pretenden registrar tiene un vínculo claro con la zona geográfica donde se produce. Si se logra esta acreditación, esto quedará definido en un pliego de condiciones y se solicitará la protección en la UE, que será la encargada de la aprobación final.
Tradición y calidad
Elena Escobar, la directora general de Producción Agroalimentaria y Cooperativas de la Consejería de Agricultura de Castilla-La Mancha, Elena Escobar, subraya la importancia de que las Administraciones ayuden a la promoción y la supervivencia de estas figuras de calidad, “porque aportan muchísimo, ya que normalmente están en pueblos pequeños, que ayudan a generar empleo, frenan la despoblación y se preservan muchas técnicas y conocimientos que son ancestrales, además de fomentar la cooperación en el mundo rural entre los productores, las cooperativas y todos los habitantes del medio rural”.
Por su parte, Ángel de Oteo, director general de Agricultura, Ganadería y Alimentación de la Comunidad de Madrid explica que “debemos tener en cuenta que estás produciendo un alimento arraigado en el territorio, que no podría ser si está en otro lugar”. Matiza además que Madrid tiene su peculiaridad, “aquí en Madrid hay un mercado muy grande, somos siete millones de personas, pero es un mercado a la vez muy competitivo, porque todas las marcas quieren vender aquí, y eso es una gran ventaja y un inconveniente. Además, Madrid es una ciudad cosmopolita y no hacemos el alago de nuestros productos exclusivos, por eso estamos haciendo trabajos con la hostelería madrileña, que cada vez es más abierta”.
Juan José Ferrero García, jefe de Sección de Denominaciones de Origen de la Junta de Extremadura, explica que “las figuras de calidad son muy importantes, no solo para fijar población, para que la gente viva en el campo, también es fundamental en el desarrollo sostenible, la economía verde y circular. En general las DOs e IGPs están basadas en productos en extensivo o semi-extensivo, o cultivos tradicionales, que normalmente emplean menos insumos y vierten menos residuos”.
Óscar Díez subraya la importancia del control oficial, “nosotros somos los responsables de ejecutarlo e intentamos ser muy escrupulosos, porque entendemos que ese control tiene dos funciones: garantizar al consumidor que los productos tienen una calidad certificada y garantizar a los operadores que todos producen en unas condiciones equiparables. Es fundamental que la Administración asuma ese rol de control, para que no se haga un uso indebido del nombre de una figura de calidad”.
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