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Proyecto GO TecnoGAR, innovación en el cultivo del garbanzo

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INNOVACIÓN

14/02/2023

9 minutos en leer

El proyecto surgió en 2021, con la intención de mejorar las condiciones del cultivo de garbanzo y de su comercialización en España.

D. Mostaza-Colado; J. Sánchez Hernández; R. Gabilondo Toscano; P. Muñoz García; P. V. Mauri Ablanque; J. F. Marín Peira

David Mostaza-Colado1; Jorge Sánchez Hernández1; Regina Gabilondo Toscano1; Pedro Muñoz García1; Pedro V. Mauri Ablanque1; José F. Marín Peira2

1 Instituto Madrileño de Investigación y Desarrollo Rural, Agrario y Alimentario (IMIDRA)

2 AreaVerde-MG Projects S.L.

El Grupo Operativo TecnoGAR forma parte de los proyectos de I+D del Programa Nacional de Desarrollo Rural y está financiado por el Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural (FEADER). Entre los socios del proyecto se encuentra la Universitat Politècnica de València (UPV), el Instituto Madrileño de Investigación y Desarrollo Rural, Agrario y Alimentario (IMIDRA), AreaVerde-MG Projects S.L., AGROSA Semillas Selectas S.A., Viveros Dugabán, Plantae, Quiles Maquinaria Agrícola S.L., La Garbancera Madrileña y Grupo APAG.


El origen del garbanzo

Las legumbres son únicas en comparación con otros alimentos vegetales, ya que contienen las proporciones más altas de proteína (17%–30% en peso seco) [1]. Entre ellas, destaca el garbanzo (Cicer arietinum L.), porque se encuentra entre las leguminosas de mayor consumo a nivel mundial y posee una larga trayectoria de domesticación y estudio. Ya aparecen indicios claros de domesticación de garbanzos, encontrados en yacimientos y datados por medio de carbono-14, hacia el periodo comprendido entre 7.950 a.C. y 7.550 a.C.; y es probable que ya se cultivasen incluso antes junto con otras leguminosas como las lentejas, guisantes y arvejas, a la vez que el trigo y la cebada [2]. Se cree que el origen de esta leguminosa se ubica en la zona del antiguo Egipto, sureste de Turquía y la parte contigua de Siria, lo cual es lógico ya que la planta prefiere las regiones templadas y semiáridas [3]; y por ello India es uno de los principales productores mundiales de garbanzos [4].

La parte negativa de este proceso de domesticación es que ha generado un cuello de botella, lo que supone la pérdida de diversidad genética, debido a que las primeras poblaciones domesticadas se originaron a partir de individuos y lugares muy concretos. Esto implica tener una representación muy pequeña de la diversidad genética total de la especie; mucho más acusada en el garbanzo puesto que las poblaciones originales de los progenitores silvestres ya sufrían de este fenómeno [5], [6]. En este contexto, los objetivos principales de los procesos históricos de mejora del garbanzo han pasado por aumentar la producción, ya sea mejorando el potencial genético de los cultivares o eliminando el efecto de enfermedades, insectos, sequía y frío. Para ello se han desarrollado ciertas técnicas de selección para resistencia a plagas y características agronómicas, obteniéndose cultivares más resistentes que tienen mejor producción y salida comercial en la actualidad [3]. Llegados a este punto, se ha conseguido que, a nivel de cultivo y comercial, existan dos variedades principales de garbanzos: el tipo Kabuli de semilla clara y el tipo Desi oscuro y algo más pequeño [7] (Imagen 1). Pero existe una tercera variedad denominada Gulabi, donde de manera local se favorecen las semillas de garbanzo negras y verdes, puesto que atraen un valor de mercado local mayor en comparación con el comercio global. En todas ellas, las principales proteínas presentes, al igual que en otras legumbres, son las albúminas y las globulinas; aunque también aparecen cantidades más pequeñas de glutelinas y prolaminas [1].

El garbanzo en la cultura española

El garbanzo es una leguminosa muy bien enraizada en la cultura gastronómica española. A partir de los años cincuenta, y durante bastante tiempo, se servía en restaurantes de todo tipo, con preparaciones elaboradas a precios elevados o de manera más económica en guisos o cocidos. Así, el cocido se comenzó a relacionar con la pobreza y se fue desechando el garbanzo a medida que avanzaba el despegue del desarrollo industrial de España, hasta llegar a considerarlo como un símbolo gastronómico de ordinariez [8]. Esta drástica caída en la demanda del garbanzo coincidió en el tiempo con el desarrollo de la Revolución Verde, que fomentó la agricultura productivista. Lo que supuso la pérdida de interés por la semilla de garbanzo para su cultivo y la bajada de su precio, puesto que existían alternativas más económicas para alimentar al ganado [8]. Ya a mediados de los años noventa se aprecia una nueva tendencia al aumento de consumo y un creciente interés por parte de los investigadores, asociado al fenómeno de divulgación de la dieta mediterránea y a los beneficios de algunos de los componentes del garbanzo (betaglucanos, por ejemplo) sobre el metabolismo humano. Este nuevo marco generó un amplio interés por volver a cultivar el garbanzo, generando un cambio en la agronomía del garbanzo en España, que no ha sido suficiente para cubrir el interés del mercado español y ha hecho necesaria la importación de garbanzo de otros países europeos y extranjeros donde la producción es mayor y a menor coste [8].

En España, Andalucía lidera la producción de garbanzo, que compite junto con la lenteja por el espacio con los granos de invierno y comparten el mismo ciclo de crecimiento. El garbanzo se siembra en otoño en las zonas más cálidas, pero también a finales de invierno en las zonas más frías, como la Comunidad de Madrid [9]. En esta comunidad surgió la Garbancera Madrileña, como una iniciativa promovida por varios alcaldes y agricultores de la zona oeste de la Comunidad de Madrid para recuperar variedades tradicionales y dar importancia gastronómica al “cocido madrileño”. El proyecto ha estado apoyado desde el principio por el Instituto Madrileño de Investigación y Desarrollo Rural, Agrario y Alimentario de la Comunidad de Madrid (IMIDRA), donde se ha investigado en la obtención de nuevas variedades de garbanzo y en la obtención de cultivares con mayor rendimiento y resistencia a las enfermedades que suelen aparecer asociadas a este cultivo y que merman la productividad.

Fruto de esta actividad surgió en 2021 el proyecto de “Grupo Operativo (GO) de innovación para el uso combinado de sensores y teledetección, una solución holística para la monitorización y mejora del cultivo de garbanzo TecnoGAR”, GO TecnoGAR, con la intención de mejorar las condiciones actuales del cultivo de garbanzo y de su comercialización en España, centrándose en la zona centro peninsular. Donde el objetivo principal ha sido valorizar y desarrollar el cultivo del garbanzo mediante la creación y adaptación de tecnologías aplicadas a la agricultura, el diseño de modelos de cultivo sostenibles y productivos, y la transferencia de los conocimientos adquiridos a los profesionales del sector. Todo ello encaminado a fomentar el cultivo de garbanzo con nuevas tecnologías que permitan un mayor rendimiento y menor índice de enfermedades y especies arvenses, “malas hierbas”, lo que promueva un garbanzo de calidad que incite al consumo.

El proyecto GO TecnoGAR

Para alcanzar este hito era necesario contar con actores con experiencia en diferentes ámbitos de conocimiento. Los principales miembros de la agrupación son: 1) la Universitat Politècnica de València (UPV), que ha participado en el desarrollo, testeo y validación de la tecnología para la Agricultura 4.0 en el cultivo del garbanzo, empleando sensores ya existentes y desarrollando nuevos prototipos para la monitorización del cultivo y el suelo; 2) el IMIDRA, que ha implantado, mantenido y cosechado el cultivo en su Finca El Encín de Alcalá de Henares y ha validado las tecnologías propuestas en el seno del proyecto, participando en la difusión y transferencia de los resultados del proyecto tanto al sector primario como a la comunidad científica; y 3) AREAVERDE-MG Projects S.L., que ha realizado el seguimiento sobre la ejecución del proyecto y, en colaboración con los otros miembros, ha diseñado las actuaciones a desarrollar en campo, la implementación de medios y la corrección en su acción, pautado los muestreos y la línea de investigación de cara a la obtención de resultados, y preparado y organizado la documentación generada fruto de los resultados del proyecto.

Por otro lado, el resto de socios han participado en la multiplicación de semillas (AGROSA Semillas Selectas S.A.); la búsqueda y aplicación de bioestimulantes a la semilla de garbanzo para valorar el comportamiento del cultivo (Viveros Dubagán); la sensorización de las parcelas (PLANTAE); la siembra de garbanzo en la zona oeste de la Comunidad de Madrid (La Garbancera Madrileña) y en la provincia de Guadalajara (Quiles Maquinaria Agrícola S.L.); el procesado del grano y la creación de una nueva imagen y campaña de marketing para el garbanzo madrileño (Legumbres Burcol S.L.); y en la difusión de resultados a agricultores (Grupo APAG). Dando todos ellos cobertura al proyecto en la Comunidad de Madrid, Comunidad Valenciana y Castilla-La Mancha.

Resultados obtenidos por el GO TecnoGAR

Desde el comienzo del GO TecnoGAR, sus miembros y socios han trabajado en la búsqueda de nuevas tecnologías y técnicas que impulsasen el cultivo de garbanzo. Para ello se ha contado con diversas variedades de semilla desarrolladas por IMIDRA (Amelia, Lola, Carmen y Eulalia) y otras proporcionadas por Legumbres Burcol; con el objetivo de comprobar su rendimiento y producción en la zona centro de la península, de cara a la obtención de un garbanzo adaptado a las condiciones climáticas y edafológicas de la zona oeste de la Comunidad de Madrid y de Guadalajara. Estas variedades se han cultivado probando diversas técnicas, como son la aplicación de bioestimulantes impregnados en la semilla o nuevos patrones de cultivo (Imagen 2).

Enfocado en el mismo aspecto de favorecer el cultivo del garbanzo frente a la presencia de especies arvenses, desde IMIDRA se han llevado a cabo diversos estudios con bioestimulantes en invernadero; empleando diferentes compuestos, dosis y metodologías de aplicación para determinar cuál es la óptima para favorecer el crecimiento de la planta (Imagen 3). Estos resultados se han llevado a campo en esta campaña agrícola y se hará un seguimiento de presencia e incidencia de especies arvenses en las parcelas de ensayo. Por último, se va a evaluar nuevamente, y teniendo en cuenta estas variables anteriores, el comportamiento de las variedades Amelia y Eulalia junto con dos nuevas variedades prometedoras para la zona centro de la península. Finalmente, esta campaña estará igualmente monitorizada con sensores que tomen datos sobre temperatura y humedad. De manera que se genere un big data que pueda permitir analizar los datos y crear estimaciones o modelos de comportamiento del cultivo del garbanzo, de cara a optimizarlo y tecnificarlo.

Por último, también se han analizado distintas muestras de garbanzo, en colaboración con el Centro Nacional de Tecnología y Seguridad Alimentaria (CNTA) de Navarra, realizando para ello un diseño experimental mediante análisis sensorial, análisis fisicoquímicos y nutricionales para evaluar textura y parámetros de calidad del garbanzo crudo, también generando muestras de conserva de garbanzo para evaluar el comportamiento industrial y organoléptico de las distintas variedades, valorando el índice de digestibilidad y caracterizando el contenido en proteínas y en aminoácidos esenciales (Imagen 4).

Bibliografía

[1] K. Saharan y N. Khetarpaul, «Protein quality traits of vegetable and field peas: Varietal differences», Plant Foods for Human Nutrition, vol. 45, n.o 1, pp. 11-22, ene. 1994, doi: 10.1007/BF01091225. [Online]. Disponible en: http://link.springer.com/10.1007/BF01091225

[2] D. Zohary y M. Hopf, Domestication of plants in the old world: the origin and spread of cultivated plants in West Asia, Europe, and the Nile Valley. Oxford University Press US, 2000.

[3] K. B. Singh, «Chickpea (Cicer arietinum L.)», Field Crops Res, vol. 53, n.o 1-3, pp. 161-170, jul. 1997, doi: 10.1016/S0378-4290(97)00029-4. [Online]. Disponible en: https://linkinghub.elsevier.com/retrieve/pii/S0378429097000294

[4] T. Wallace, R. Murray, y K. Zelman, «The Nutritional Value and Health Benefits of Chickpeas and Hummus», Nutrients, vol. 8, n.o 12, p. 766, nov. 2016, doi: 10.3390/nu8120766. [Online]. Disponible en: http://www.mdpi.com/2072-6643/8/12/766

[5] S. Abbo, J. Berger, y N. C. Turner, «Viewpoint: Evolution of cultivated chickpea: four bottlenecks limit diversity andconstrain adaptation», Functional Plant Biology, vol. 30, n.o 10, p. 1081, 2003, doi: 10.1071/FP03084. [Online]. Disponible en: http://www.publish.csiro.au/?paper=FP03084

[6] G. Ladizinsky, «Seed dispersal in relation to the domestication of Middle East Legumes», Econ Bot, vol. 33, n.o 3, pp. 284-289, jul. 1979, doi: 10.1007/BF02858256. [Online]. Disponible en: http://link.springer.com/10.1007/BF02858256

[7] D. Huntrods, «Agriculture Marketing Research Center», Ames, IA, USA, 2013.

[8] J. del Moral de la Vega, Á. Mejías Guisado, y M. López Morillo, «EL CULTIVO DEL GARBANZO Diseño para una agricultura sostenible», Hojas Divulgadoras Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, n.o 12, p. 13, 1994 [Online]. Disponible en: https://www.mapa.gob.es/ministerio/pags/biblioteca/hojas/hd_1994_12.pdf

[9] E. Bustos, «España es un importador neto de lentejas, garbanzos y frijoles», 26 de enero de 2018. [Online]. Disponible en: https://www.noticiasagropecuarias.com/2018/01/26/espana-importador-neto-lentejas-garbanzos-frijoles/

El Organismo responsable de este contenido es el GO TecnoGAR; cofinanciado al 80% por la UE y el Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural – FEADER y al 20% por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. Siendo la DGDRIFA la autoridad encargada de la aplicación de la ayuda FEADER y nacional correspondiente. Financiación total: 432,329,05€.

Como resultado de estos ensayos, que han estado monitorizados en todo momento por técnicos e investigadores de IMIDRA para tomar datos de crecimiento y desarrollo vegetativo y mediante sensores de temperatura y de humedad del suelo, se han obtenido resultados esperanzadores que van a aplicarse en la próxima campaña de siembra de 2023. Para esta anualidad, se ha ejecutado una siembra en enero de 2023 en la Finca El Encín de Alcalá de Henares (Madrid) y se ejecutará otra en marzo de 2023, de manera que se puedan evaluar los efectos de la siembra temprana en el desarrollo de la planta; puesto que en la anterior campaña se observó que las altas temperaturas registradas en el mes de mayo afectaron notablemente al desarrollo de la flor y el fruto. Se quiere comprobar si una siembra de invierno puede favorecer la aparición del fruto en épocas de temperaturas más suaves y con algo de precipitación, que consigan un desarrollo óptimo del fruto. Por otro lado, se va a evaluar el efecto de las dosis de siembra, probando con 150 Kg/ha y 300 Kg/ha. Se espera que una mayor dosis reduzca el número de especies arvenses que compitan con el garbanzo por nutrientes y espacio, al estar este presente en una mayor concentración.

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