En su último informe de coyuntura, la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV) estima que en 2022 había en el mundo 7,3 millones de hectáreas de viñedo y, en España, “el viñedo más grande del mundo”, 955.000 ha. En nuestro país, el cultivo está presente en todas las comunidades autónomas y la mayor parte corresponde a uva para vinificación. Según las estadísticas (provisionales) de superficies y producciones anuales de cultivos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, en 2022 España contó con 905.978 ha de viñedo para vinificación, con una producción de 5.608.932 toneladas de uva y 36,4 millones de hectolitros de vino.
Con todos estos datos sobre la mesa, es indiscutible la trascendencia del cultivo del viñedo a nivel global y nacional, y no solo por su extensión sino también por su influencia socioeconómica en las regiones en las que se asienta. De ahí la importancia de afianzar su continuidad y contar con las herramientas necesarias para superar los retos que se presentan, entre ellos, el clima.
El desafío climático para el viñedo
Los fenómenos extremos, como las olas de calor, las sequías prolongadas o las precipitaciones intensas son una realidad que afecta al día a día de los agricultores y todo apunta a que van en aumento. Según las previsiones planteadas en el sexto Informe de Evaluación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de la ONU (IPCC), las sequías agrícolas serán cada vez más frecuentes y severas en casi todos los continentes. En la región mediterránea, en la que se encuentra España, esta entidad prevé un aumento de las temperaturas extremas, así como una disminución de las precipitaciones.
Todos estos cambios en las pautas meteorológicas ya están afectando al sector vitivinícola, para el que un escenario de escasez de agua y altas temperaturas puede tener consecuencias indeseadas. El clima influye en la fisiología y fenología de la vid, pudiendo alterar su ciclo natural y, en consecuencia, su producción y rendimiento, además de propiciar una mayor vulnerabilidad a plagas y enfermedades.
Por otra parte, en la elaboración de un vino de calidad, elegir el momento adecuado de recolección es crucial. Uno de los problemas asociados al cambio climático que se está observando es la creciente dificultad para alcanzar el necesario equilibrio entre la maduración tecnológica y la maduración fenólica de la uva, un factor clave para lograr el adecuado contenido en azúcares y acidez que posibilitará obtener vinos con la calidad y el sabor deseados.
Las variedades de cada zona están adaptadas al suelo y a la climatología que existían hace varias décadas y ambos factores están cambiando. Diversificar hacia otras variedades o localizaciones más propicias no es posible para la mayoría de productores, por todo lo que ello conlleva (gasto, condiciones de denominaciones de origen, etc.). Con todo, existen alternativas mucho más asequibles y eficientes.
La solución de Alltech, al alcance de la mano
Para ayudar a los viticultores a maximizar la producción y la calidad de sus viñedos, Alltech Crop Science pone a su disposición ProcropTM ISR, formulado para proporcionar un apoyo nutricional proactivo y reforzar las defensas naturales de las plantas, mejorando su salud y rendimiento.
Esta solución, respetuosa con el medioambiente y apta para su uso en agricultura ecológica, fortalece la planta aportando nutrientes esenciales para optimizar los procesos metabólicos. De este modo, maximiza la producción de cultivos sanos y de máxima calidad de una forma sostenible y rentable.
Así, la bioestimulación de ProcropTM ISR favorece el óptimo desarrollo de la vid y mejora su vitalidad, reduciendo los efectos de los factores ambientales que alteran los procesos fisiológicos y metabólicos de las plantas, como las condiciones climáticas adversas y el déficit hídrico.
Su aplicación se traduce en un equilibrio entre la maduración tecnológica y la maduración fenológica, que mejora la calidad del fruto, dotando a la viña de una producción homogénea, con mayor calidad del mosto, incremento de polifenoles y mayor contenido de antioxidantes.
Eficacia probada
Vista satélite
En cuanto a la calidad de la uva, se logra una mejora significativa en los niveles indicativos de la madurez fenólica relacionados de forma directa con la calidad de la cosecha (índice de maduración, IPT, capacidad antioxidante y polifenoles totales). A su vez, la madurez tecnológica se mantiene, alcanzando el equilibrio entre ambas madureces.
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