“La situación es catastrófica”. Así de rotundo se muestra Ricardo Pérez Sánchez, agricultor con una explotación familiar ecológica con 200 hectáreas de secano, ubicada en los términos municipales de Castrillo de la Guareña y Fuentelapeña (Zamora), donde cultiva en esta campaña trigo, habas y avena. Tuvo que sembrar tarde por las condiciones de la tierra debido a la falta de lluvia en invierno; después llovió durante un mes y no se podían hacer labores; y ahora, de nuevo por la sequía y las altas temperaturas, los cultivos no crecen y no se pueden ni cosechar, a lo que se suma una mayor presencia de plantas adventicias.
Coincide en esta valoración José Roales, responsable del sector de herbáceos de COAG, quien asegura que esta cosecha será peor que la del año pasado, que ya fue mala, debido a la sequía y las altas temperaturas de la primavera, lo que afecta de forma considerable al desarrollo del cultivo. Un informe de COAG analiza cómo esta situación de sequía está comprometiendo gravemente diversos cultivos y concluye que afecta al 80% del campo español y produce pérdidas irreversibles en más 5 millones de hectáreas de cereales de secano.
Las pérdidas son totales, tanto productivas como económicas, según señala Ricardo Pérez, quien explica que las lluvias que ha traído la última DANA no resuelven el problema de sequía, de una magnitud como la actual, para los cereales de secano, puesto que “lo importante no es el exceso de agua en un momento determinado, es que caiga el agua en los momentos que lo necesitan los cultivos”.
Estas devastadoras perspectivas para la cosecha de cereales de secano afectan también a empresas distribuidoras y de servicios a la agricultura, como es el caso de Grupo CT, que desde Bóveda de Toro (Zamora) se dedica a la venta de insumos, al comercio de cereales y a ofrecer servicios globales para el sector agropecuario. Su CEO, Jonathan Santarén Hernández, subraya las complicaciones que se dan en la recepción de cereal en este año, debido a la baja producción, con rendimientos que rondarán los 1.000 kilos en secano, “lo que nos llevará a depender más de importaciones y acudir más a puerto, con el problema logístico que supone, retrasos y encarecimiento del transporte”. Sólo en esta primavera han tenido un importante descenso en la venta de fitosanitarios, que llega al 60% en la venta de fertilizantes, debido a la falta de producción por la ausencia de lluvias.
El cambio climático y el papel clave de los seguros
Los impactos del cambio climático son más perceptibles, según afirma José Miguel Viñas, meteorólogo de Meteored y hombre del tiempo en Agropopular (COPE). “Este tipo de hechos siempre han ocurrido, pero ahora se concentran en el tiempo y están aumentando de magnitud”, indica.
A ello hace referencia también el director del área de Siniestros de Agroseguro, José Carlos Sánchez Blázquez, apuntando que el fenómeno de sequía ha dejado de ser cíclico y ahora ocurre cada menos tiempo. Tras las indemnizaciones de 117 millones de euros en 2022, este año se sufren de nuevo las consecuencias de la sequía, con la mayor estimación de indemnizaciones de la historia del seguro agrario.
“Estamos convencidos de que el cambio climático está detrás de los fenómenos meteorológicos que tan difícil están poniendo las cosas al campo, y que están demostrando cómo el seguro agrario es la mejor herramienta que tienen a su disposición”, declara José Carlos Sánchez.
El responsable del sector de herbáceos de COAG, José Roales, destaca igualmente el papel clave que juegan los seguros agrarios ante una situación como la actual y aboga por una actualización de los mismos en el caso del cereal de secano, “porque las coberturas son bajas, el precio de los cereales está fuera del mercado ahora mismo y es un seguro caro para lo que cubre, a pesar de ser una herramienta importante”.
Más escéptico se muestra Ricardo Pérez, quien también defiende una mayor cobertura de los seguros agrarios y una línea específica para la agricultura ecológica. “Serían fabulosos si funcionaran bien pero el seguro agrario es vergonzoso para los agricultores porque te dan una miseria comparada con las pérdidas sufridas”, agrega.
Lo cierto es que actualmente el sistema español de seguros agrarios cuenta con 2,7 millones de hectáreas aseguradas de cultivos herbáceos de secano con cobertura frente a sequía, según datos de Agroseguro. Su director del área de Siniestros explica que la sequía es un riesgo que el sistema de seguros agrarios incluye para todos los cultivos de secano y, en consecuencia, el seguro de cultivos herbáceos cuenta con esta cobertura.
Así, las previsiones que maneja Agroseguro indican que la superficie siniestrada será de alrededor de 1,6 millones de hectáreas y que las indemnizaciones por este siniestro alcanzarán los 300 millones de euros, por lo que “este año nos estamos enfrentando, casi con toda seguridad, al peor siniestro de sequía de la historia del seguro agrario”, expone José Carlos Sánchez.
Futuro incierto
Esta situación dibuja un panorama complicado para el futuro del sector, debido a la escasez de lluvias. Para el secano se necesitarán variedades más resistentes y el regadío tiene el problema añadido de los altos costes de la energía. “A este paso casi no va a haber cultivos rentables para poder sembrar y hacer rotación de cultivos, (…) y es dramático que cada vez más superficie de terrenos muy fértiles se esté destinando a huertos solares, debido a que la rentabilidad es infinitamente mayor que la agrícola, retirándose de la producción de cultivos para la alimentación, tanto humana como animal”, resalta Ricardo Pérez.
Esta misma apreciación la realiza Jonathan Santarén, que considera que en los próximos años muchos terrenos cultivables de secano para cereal se van a destinar a placas solares, debido al escaso rendimiento obtenido, y en algunos casos la nula producción, por la falta de lluvia. “El agricultor tiene que hacer sus cuentas y ver de dónde puede sacar un rendimiento económico a parcelas que no están produciendo o dando producciones muy bajas”, añade.
Las proyecciones climáticas apuntan a que las sequías tenderán a aumentar en nuestro ámbito geográfico, paralelamente a los episodios cálidos y de calor extremo, según alude José Miguel Viñas. “En apenas uno o dos meses, la combinación de escasez de precipitaciones y altas temperaturas puede generar una pérdida muy rápida de humedad del suelo, lo que tiene un impacto muy negativo en la agricultura, con grandes pérdidas en las cosechas. Es lo que ha ocurrido esta primavera con el cultivo de secano”, asegura.
Conviene en ello José Carlos Sánchez, que además aboga por que asegurar la cosecha como mejor medida a tomar para tratar de mitigar o paliar los impactos de la sequía, ya que es más difícil de combatir que otros riesgos como los pedriscos o la helada, “por lo que lo mejor es contar con un seguro que te indemnice por el daño sufrido”.
Desde COAG defienden un pacto de Estado por la sequía, que el sector está pidiendo desde hace tiempo y ahora con mayor insistencia, que incluya medidas importantes y urgentes, como ayudas directas al sector. “El sector agrario es estratégico, porque somos los que producimos alimentos. Todos necesitamos a un agricultor y a un ganadero todos los días y eso se le está olvidando a toda la sociedad y a todos los gobiernos”, explica José Roales.
Esta opinión la comparte Ricardo Pérez, agricultor de la provincia de Zamora, quien pide más ayudas para proteger al sector, mayor inversión en planes de regadío para asegurar una mínima producción en años como el actual y actualizar los seguros agrarios para que las pérdidas se cubran “de forma más realista y efectiva”.
Jonathan Santarén, CEO del Grupo CT, considera también de vital importancia terminar de modernizar los canales de riego e incentivar el uso de diferentes sistemas de riego para ahorrar consumo de agua, si bien “en secano, poco se puede hacer, y quizás es la genética en semillas la que va a jugar un papel fundamental, para que se adapten mejor a la meteorología”.
“Además de adoptar medidas de mitigación que contribuyan a la descarbonización, hay que tender a un cambio en el modelo de producción y los tipos de explotaciones”, menciona el meteorólogo José Miguel Viñas, quien precisa que habrá casos en los que no quedará más remedio que cambiar de un tipo de cultivo a otro, buscar variedades más resistentes a la sequía y gestionar mejor el agua. “Una transición que además tendremos que hacer rápido por la velocidad que está tomando el cambio climático”.
Así, parece necesario tomar conciencia de que todo este fenómeno irá a más y que situaciones como la de la actual sequía serán cada vez más frecuentes en el futuro, obligando a una adaptación a un nuevo clima, que obliga a mover ficha.