Aunque no suele ser la primera región que viene a la cabeza del consumidor medio cuando se habla de vinos, lo cierto es que la Comunitat Valenciana ocupa el cuarto lugar en España en cuanto a superficie de viñedo, ya que el cultivo de la vid se extiende a lo largo de 62.796 hectáreas, que suponen el 6,6% de la superficie nacional.
La Comunitat Valenciana cuenta con grandes zonas productoras en entornos naturales que dan lugar a vinos con características únicas que reflejan el clima típicamente mediterráneo con cierta influencia marítima. El terroir, las variedades de uva cultivadas (muchas de ellas autóctonas) y la herencia de generaciones de productores añaden características singulares a los vinos valencianos.
Los viticultores de la zona han sabido aprovechar todas estas singularidades de la mejor manera posible, lo cual ha permitido la creación de tres denominaciones de origen protegidas de vino, la DOP Cava de Requena, cuatro vinos de Pago y una IGP.
Cabe destacar también la aportación de la agricultura ecológica a la producción de vinos en la Comunitat Valenciana, no en vano, esta comunidad ocupa el tercer puesto en viñedo ecológico. La vid, con 17.379 hectáreas (durante el periodo 2021 - 2022) fue el cultivo que más superficie aportó a la producción ecológica en este territorio. Además de la superficie, esta comunidad también se erige como la tercera región española con mayor número de bodegas y embotelladoras (141) con este tipo de producción, por detrás de Cataluña y Castilla-La Mancha. Curiosamente, para el caso del cava ecológico, Requena es porcentualmente, la principal subzona de producción a nivel estatal.
La importancia socioeconómica del sector vitivinícola en la Comunitat Valenciana
En la región se producen en torno a 263.932.000 kilogramos anuales de uva para vinificación que es posteriormente transformada en más de 2 millones de hectolitros de vino (según la media calculada para el periodo 2015-2019) en 278 bodegas.
Esta actividad vitivinícola supone un 1,7% del PIB de la Comunitat Valenciana y ejerce una contribución positiva a su balanza comercial. Supone además un factor de arraigo territorial, ya que al estar vinculada al propio espacio donde se cultiva la vid, favorece la fijación de población en el territorio, sobre todo en las zonas del interior. En este sentido, cabe reseñar que un 35% de los municipios de la Comunitat Valenciana cuentan con algún tipo de superficie dedicada al viñedo.
Así, en esta comunidad están registrados algo más de 19.400 viticultores. El sector vitivinícola valenciano ayuda a mantener y generar 32.160 empleos totales, considerando todas las ocupaciones ligadas a la viticultura, la elaboración y crianza del vino y la comercialización.
Parte de la producción vinícola se destina a la exportación, suponiendo el vino a granel el 63,3% de las ventas al exterior (en promedio para los años 2015-2019), si bien se observa cierto avance de las exportaciones de vino envasado que aportan un mayor valor añadido. Es destacable la evolución positiva de las empresas exportadoras de vino y otros productos vitivinícolas, que en 2020 fueron 675, aunque solo un 28,4% de ellas son exportadoras regulares. Los países de la Unión Europea concentraron la mayoría del volumen exportado, manteniéndose como principales destinos Alemania y Países Bajos, seguidos de Francia, Polonia, Dinamarca y Bélgica. Fuera de la UE cabe mencionar al Reino Unido, Rusia y China.
El viñedo, además, da soporte a diversas actividades enoturísticas, que además de generar empleo, ayudan a difundir la cultura del vino y el conocimiento de los vinos valencianos.
El enoturismo está aportando un flujo de visitantes cercano a las 130.000 personas anuales, a las que ofrece diversas experiencias ligadas al mundo del vino (participar en la vendimia o en la pisada de uvas y realizar catas), junto con otras más convencionales como degustar la gastronomía local y apreciar los atractivos paisajísticos y patrimoniales; todo esto contribuye a dar un mayor valor añadido a todo el territorio valenciano.