El cultivo de los frutos rojos en Huelva es un motor social y económico que se enfrenta en los últimos años al reto de su sostenibilidad ambiental, económica y social. La incontrolada aplicación de riego y fertilizante nitrogenado ha contribuido, en muchas zonas, a la sobreexplotación de acuíferos y a la contaminación difusa, respectivamente, con un aumento de la superficie calificada como Zona Vulnerable a la contaminación por nitratos (Orden 23 noviembre 2020, Junta de Andalucía). Esto, unido a la cercanía al Parque Nacional de Doñana, aumenta la vigilancia ambiental desde la UE, puesto que este humedal de gran valor ecológico está calificado por la UNESCO como Patrimonio Mundial desde 1994.
Una vez afrontado el reto de la optimización del riego, en el que el IFAPA ha invertido más de 10 años de investigación, experimentación y transferencia, y que ha culminado con la creación de la App Riego Berry (Gavilán y col., 2020), resulta prioritario avanzar en el conocimiento de las cantidades óptimas de abonado para el cultivo de los frutos rojos. La elaboración de un programa de fertirrigación requiere del conocimiento de las necesidades de nutrientes del cultivo y de su fraccionamiento a lo largo del ciclo productivo. Por ello, se han realizado ensayos de optimización de la fertilización con reducciones progresivas del abonado nitrogenado sin pérdidas productivas en los tres cultivos principales, arándano, frambuesa (Vidal, et al. 2022) y fresa (Miranda et al., 2021).
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