La situación actual a la que se enfrenta la agricultura hace que se busquen soluciones a los problemas planteados. En el caso de los insumos, el coste de las materias primas se ha ido incrementando en las últimas campañas, por lo que se ha apostado por diferentes soluciones para optimizar el uso de las mismas. En este caso, se puede recurrir a diferentes tipos de soluciones que, sin incrementar apenas los costes de explotación, aumentan la cantidad y calidad de la cosecha. Esto es posible ya que el uso de diversas moléculas ayuda a optimizar el uso de los insumos aplicados y, en algunos casos, llegando a disminuir la cantidad de los mismos. La mayoría de estas sustancias o productos se enclavan dentro de la terminología referente a los bioestimulantes.
El uso de los bioestimulantes cada vez está más extendido, aunque hasta el 5 de junio de 2019 no se incluyeron en el reglamento de fertilizantes de la Unión Europea mediante el Reglamento UE 2019/1009, por el que se establecen disposiciones relativas la puesta en disposición en el mercado de los productos fertilizantes de la UE y se modifican por tanto los Reglamentos CE 1060/2009 y CE 1107/2009, derogándose así el Reglamento CE 2003/2003.
Cada vez está más implantado el uso de los bioestimulantes junto a la aplicación de diferentes insumos como los fertilizantes, herbicidas, fungicidas, etc. La composición de estos insumos es muy diversa: desde subproductos de la industria agroalimentaria, pasando por aminoácidos, hasta bacterias fijadoras de N. De todos es sabido que, la fertilización es el principal gasto de los productores de cereal y, por tanto, uno de los puntos clave a la hora de aprovechar al máximo los insumos aplicados al cultivo. Es por ello, por lo que se intenta buscar la optimización del abonado para que la planta asimile la mayor cantidad de nutrientes aportados, a fin de maximizar su desarrollo vegetativo y la producción del cultivo. La relación de los bioestimulantes con la fertilización no busca únicamente optimizar estos recursos desde un punto de vista económico. También busca cómo mejorar el aporte de estos insumos, en su mayoría provienen de síntesis química, para que tengan un menor impacto sobre el medio ambiente. De esta manera se evita, en cierto modo, posibles efectos adversos que pueden inducirse con una mala gestión de los fertilizantes, como la acidificación del suelo, la emisión de gases de efecto invernadero por volatilización o la contaminación de acuíferos por percolación y lixiviación.
En el presente estudio se realizó un ensayo durante tres años con el fin de evaluar la capacidad de mejora de los bioestimulantes tanto en la producción, como en la calidad de la cosecha en el cultivo del cereal manejado bajo agricultura sostenible.
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