Por otro lado, la reforma de la PAC tiene como objetivo fundamental conseguir una agricultura más sostenible. En este sentido, en el eco-régimen P4, en el que encaja el cultivo de girasol, la siembra directa se debe aplicar al menos al 40% de la superficie adscrita. Se requerirá, además, el mantenimiento de los rastrojos sobre el terreno y llevar a cabo rotación de cultivos. Esta práctica cuenta con un componente incentivador de 25 €/ha si se mantiene la práctica en la misma superficie año tras año, de ahí la importancia del girasol en siembra directa en estos sistemas.
Para hacer frente a estos retos se creó el Grupo Operativo GIRASOIL “Mejora de la sostenibilidad del girasol mediante agricultura de conservación”, que tiene como objetivo mejorar el conocimiento del cultivo del girasol en Siembra Directa y mejorar la competitividad del sector agrario frente al cambio climático, aumentando la resiliencia y fomentando la sostenibilidad ambiental de la agricultura. Los resultados del proyecto, aunque enmarcado en el ámbito geográfico de Andalucía, son extrapolables a otras regiones con condiciones similares.
En este artículo presentamos parte de los resultados obtenidos de los ensayos de algunas sembradoras de siembra directa con distintas configuraciones con el objetivo de evaluar su efecto en la cobertura y temperatura del suelo y cómo afecta a la nascencia del girasol.
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