Actualmente, los sistemas agrícolas se enfrentan a uno de los principales desafíos a nivel mundial: mantener el suministro de alimentos a través de la producción agrícola bajo los escenarios de escasez hídrica, acentuada por el cambio climático (IPCC, 2021) y de necesidad de reducir el uso de fertilizantes inorgánicos que pueden generar contaminación difusa de las masas de aguas superficiales y subterráneas (Mira-García y col., 2024) si no se hace una adecuada gestión de la fertirrigación.
En este sentido, el aumento de la superficie declarada como zona vulnerable a la contaminación difusa por nitratos de origen agrario (ZVN) es considerado un reto por parte de la Unión Europea en sus políticas medioambientales y agrarias (Directiva 91/676/CE relativa a la protección de las aguas contra la contaminación producida por NO3- y el Pacto Verde o “Green Deal”, en inglés) y, a nivel nacional, se puede considerar un problema generalizado en la mayor parte de las cuencas españolas (RD 47/2022 sobre protección de las aguas contra la contaminación producida por NO3-).
¿Te interesa? Descárgate gratis el artículo completo: