El desarrollo de sistemas de producción agrícola sostenibles es un reto prioritario para la Unión Europea como estrategia de adaptación al cambio climático. Uno de los objetivos clave de esta estrategia es reducir en un 50% el uso de plaguicidas para 2030. La gestión integrada de plagas representa una herramienta fundamental para conseguir dicho objetivo, ya que reduce la dependencia de los plaguicidas y promueve estrategias de manejo adaptativas y respetuosas con el medio ambiente.
La gestión integrada fomenta sistemas de producción equilibrados en la horticultura bajo abrigo al preservar insectos beneficiosos que regulan naturalmente las poblaciones de plagas.
De esta forma, no solo se potencia la salud y la resiliencia del entorno, sino que se promueve la conservación de la biodiversidad tanto dentro como fuera del invernadero. Dentro de la gestión integrada de plagas, la inteligencia artificial (IA) desempeña un papel fundamental en lo que se conoce como "agricultura de precisión" (Rustia et al. 2022). La agricultura de precisión ayuda a reducir el uso de plaguicidas, a la vez que también promueve prácticas más sostenibles y eficientes en la producción agrícola. La IA permite a las computadoras realizar tareas que normalmente requieren inteligencia humana, como aprender de la experiencia, tomar decisiones y reconocer patrones. De esta forma, la aplicación de la IA en el control de plagas resulta especialmente ventajosa, ya que facilita el seguimiento de las infestaciones mediante el análisis de datos en tiempo real, la detección temprana de problemas y la toma de decisiones informadas. La automatización de la detección de plagas permite implementar intervenciones oportunas y precisas, previniendo brotes de plagas y disminuyendo así la dependencia de los plaguicidas.
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