Cuando se empezó a gestar el acuerdo comercial entre la Unión Europea y los países del Mercosur, todavía se fabricaban cintas de casete. Al igual que estos dispositivos ya en desuso, el tratado ofrece dos caras, dependiendo del sector agrario desde cuya perspectiva se analice. Mientras sectores como el arrocero o el citrícola temen una nueva gota en su ya colmado vaso de problemas con las importaciones de terceros países, otros como el vitivinícola ven una oportunidad para ampliar mercado.
De llevarse a término tal y como está planteado, el tratado supondría la eliminación de aranceles a las importaciones de un gran número de productos entre ambos bloques. La Comisión Europea ha señalado que creará “un mercado de 700 millones de personas”, ahorrando a los exportadores de la UE “hasta 4.000 millones de euros al año” y con “más de 350 productos europeos protegidos por alguna indicación geográfica”, además de “topes de importación para productos agroalimentarios sensibles: 0,1% para la carne de cerdo y 1,5% para la de vacuno”. Los exportadores del Mercosur “tendrán que cumplir las normas europeas de salud y alimentación para acceder al mercado de la UE”, ha añadido la presidenta Ursula Von der Leyen.
El ministro de Economía, Comercio y Empresa, Carlos Cuerpo, ha destacado que “se crea la mayor zona de libre comercio del mundo” y para España, podría significar un aumento de “hasta un 40% en exportaciones a la zona y la creación de hasta 20.000 empleos”. En la misma línea, el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, ha indicado en la red social X que es “una gran oportunidad económica para el sector agrario”. Planas considera que es un acuerdo equilibrado y que los contingentes adoptados en relación con productos sensibles son de una dimensión que no alteran el mercado comunitario. En el caso de España, ha apuntado que ofrece interesantes posibilidades a sectores como el aceite de oliva, vino, cítricos y porcino.
Los agricultores alzan la voz
No lo ve así una parte del sector agropecuario. Desde COPA-Cogeca, organizaciones representativas de los agricultores y las cooperativas agrarias de la UE, afirman que este acuerdo “acarreará consecuencias de gran calado para la comunidad agropecuaria de toda Europa, además de perjudicar a los 450 millones de consumidores de la Unión Europea”.
“Entendemos que es necesario que la UE afiance sus relaciones comerciales en el contexto geopolítico actual, pero no a cualquier coste”, dicen estas organizaciones, apuntando que “sectores sensibles como el de la carne de vacuno, la carne de ave de corral, el azúcar, el etanol y el arroz se enfrentan a un riesgo considerable de sufrir una saturación del mercado y pérdidas de ingresos debido a la afluencia de productos a bajo coste procedentes de los países del Mercosur”. En este sentido, añaden, “este tratado comercial agravará la presión económica que ya soportan numerosos agricultores y ganaderos, que lidian constantemente con los elevados precios de los insumos y las difíciles condiciones climáticas”.
El COPA y la Cogeca inciden en que los países del Mercosur no cumplirán con las mismas normas de producción que se exigen a la agricultura de la UE, “ya sea en lo relativo a los productos fitosanitarios, al bienestar animal o a las prácticas sostenibles. Los países del Mercosur cumplen con normas laborales y de seguridad más laxas, por lo que pueden producir a un menor coste, lo que genera una competencia desleal con respecto a los productores de la UE”.
Arroz y cítricos, suma y sigue
En España, ASAJA y COAG convocaron un acto de protesta el 16 de diciembre en Madrid, para expresar su malestar y reclamar “un cambio de rumbo” en las políticas que afectan al sector agrario. “Stop Mercosur” y “Mercosur y la UE asfixian al campo español” fueron las dos leyendas más repetidas en las pancartas portadas por los más de 5.000 agricultores y ganaderos que, según las dos organizaciones convocantes, se concentraron ante la sede del Ministerio de Agricultura.
“No nos importa competir siempre que lo hagamos con las mismas reglas del juego, porque este acuerdo no contempla ni la reciprocidad, ni las cláusulas espejo”, explicó el presidente de ASAJA, Pedro Barato.
Ambas organizaciones advierten de la amenaza que para el sector supone la proliferación de acuerdos de libre comercio en estas condiciones. Las importaciones de productos agrarios, “con precios por debajo de nuestros costes de producción y sin cumplir las normativas que imperan para las producciones comunitarias, impactan gravemente en los agricultores españoles y europeos y provocan pérdidas inasumibles y cierres de explotaciones”, lamentan.
En esta línea, desde Cooperativas Agro-alimentarias de España han manifestado su apoyo a la concentración frente a un acuerdo que, para esta organización, "amenaza con desestabilizar una gran parte del sector agrícola y ganadero", en plena transición productiva marcada por el Pacto Verde Europeo. Las cooperativas lamentan que "el sector productor agroalimentario vuelve a ser moneda de cambio para beneficiar a otros sectores económicos en un acuerdo que se considera desequilibrado" y plantean su preocupación por la "eficacia real" que vaya a tener el pacto de sostenibilidad medioambiental adjunto al acuerdo.
En este acto de protesta también participó la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA). Entre otras reivindicaciones, la organización presidida por Cristóbal Aguado reclama al Gobierno que no refrende el tratado con Mercosur sin establecer las llamadas ‘cláusulas espejo’, es decir, exigir a las importaciones las mismas normas que cumplen los productos europeos. De no ser así, afirman que “perjudicaría especialmente a productos importantes en la agricultura valenciana como el arroz -entrarían 60.000 toneladas cada año sin aranceles-, los cítricos -Brasil es el principal actor mundial del zumo de naranja- y la ganadería, sobre todo la carne de vacuno y de ave de corral”.
Por su parte, La Unió Llauradora insta al ministro de Agricultura, Luis Planas, a presionar ante las autoridades comunitarias para que los cítricos europeos sean considerados “producto sensible” en las negociaciones de acuerdos con terceros países. La organización cree que la firma del posible acuerdo entre la UE y Mercosur “sería lesiva para los intereses de los agricultores y ganaderos de la Comunitat Valenciana, como es el caso de los productores de cítricos, arroz, apicultura o vacuno, entre otros”.
La Unió afirma que el acuerdo “hundiría totalmente la industria europea del zumo, ya dominada al 90% por Brasil y la situación se extendería al precio para la fruta del mercado en fresco. En la actualidad, los cítricos en fresco que llegan a la UE procedentes de Argentina y Brasil lo hacen con un arancel del 12,80% que, seguramente, con el acuerdo irían reduciéndose o desaparecerían. En el caso de los zumos de Brasil se abona un arancel del 12,20% y ocurriría lo mismo”.
La organización agraria añade a esta preocupación la “falta de reciprocidad en los estándares fitosanitarios y medioambientales de las importaciones procedentes de países del Mercosur, como Brasil, Argentina y Uruguay, que presentan un historial alarmante de plagas o enfermedades interceptadas. Solo en 2024, hasta octubre, se han registrado 99 interceptaciones de plagas en cítricos importados de estos países”, indican.
El sector vitivinícola apoya el acuerdo
En la otra cara del mismo casete, la música suena bien distinta para el sector del vino. En un comunicado, el Comité Europeo de Empresas Vitivinícolas (CEEV), en el que se integra la Federación Española del Vino (FEV), ha manifestado su “firme apoyo” al acuerdo entre la UE y los países del Mercosur, subrayando “el papel fundamental que desempeñará para garantizar la sostenibilidad económica a largo plazo del sector vitivinícola europeo mediante el desbloqueo de nuevas oportunidades comerciales”.
"Después de 25 años de negociaciones, ha llegado el momento de finalizar y ratificar rápidamente este acuerdo. Las disposiciones iniciales sobre el acceso al mercado del vino y la protección de las indicaciones geográficas ya eran prometedoras, pero las últimas revisiones que abordan los problemas medioambientales aportan beneficios adicionales a ambas partes. En estos tiempos difíciles, el acuerdo representa una oportunidad vital para las empresas vinícolas europeas de acceder a nuevos mercados y atraer a más consumidores de vino", ha señalado el presidente del CEEV, Mauricio González-Gordon.
El acuerdo, que reduce los aranceles y simplifica las regulaciones comerciales entre la Unión Europea y los países del Mercosur, “está destinado a impulsar significativamente las exportaciones de vino europeo”, afirma el CEEV, que pone como ejemplo el caso de Brasil, un país “con un potencial de rápido crecimiento para los vinos europeos de calidad donde actualmente existen aranceles de importación de hasta el 27%, además de procedimientos de importación complejos”.
En el caso de España, la FEV apunta que el acuerdo se traduciría para el sector vitivinícola “en una oportunidad para la diversificación de mercados dentro de una región que alberga a más de 300 millones de personas”. El mercado brasileño, añaden es actualmente “el tercer destino para el vino español en el conjunto de Latinoamérica y el primero entre los países de Mercosur, duplicando el valor total de las exportaciones en apenas 6 años”.