El Pacto Verde iniciado por la Comisión Europea pretende fomentar e incentivar las prácticas de manejo del suelo consideradas más sostenibles para evitar su degradación, permitiendo, además de para producir alimentos, cumplir otras funciones para permitir un mejor estado ecológico de los agrosistemas.
Entre ellas, secuestrar carbono, para mitigar el cambio climático, si bien el secuestro depende de las entradas de carbono a los suelos en forma de residuos vegetales o fertilizantes orgánicos, así como de las prácticas de laboreo. El potencial de secuestro de carbono está limitado por las condiciones climáticas de la zona, así como por la naturaleza del suelo. Por ello, los suelos en zonas semiáridas como el centro del Valle del Ebro o de Murcia, tendrán menor potencial para almacenar carbono que aquellos situados en la cornisa Cantábrica o Galicia, con climas más fríos y húmedos. De acuerdo con estudios de FAO a nivel global, un cambio en el manejo de los suelos podría mitigar entre el 5% y el 20% de las emisiones actuales de gases de efecto invernadero.
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