El encuentro fue inaugurado por Félix Revilla Grande, director de la Escuela de Ingeniería Agrícola y Agroambiental de la Universidad Pontificia de Comillas, que puso de relieve que “hablar de agronomía, agua y agricultura ecológica es fundamental para asegurar la soberanía alimentaria”.
Tras él, Jesús López Colmenarejo, director ejecutivo de Grupo Editorial Agrícola Henar Comunicación, uno de los socios del proyecto, detalló los avances alcanzados hasta la fecha por Wheatbiome. “Es un proyecto de ámbito europeo integrado por 13 socios de 6 países que están desarrollando estudios para comprender el efecto de los factores bióticos y abióticos en los microbiomas del trigo y su calidad”, dijo.
En concreto, se está estudiando cómo afecta al microbioma del trigo el riego y los elementos químicos de síntesis. Viendo su impacto se espera poder desarrollar nuevos alimentos y piensos más rentables y sostenibles, aprendiendo sobre nuevas capacidades de fermentación a partir de los microbiomas del trigo.
Resultados preliminares
Como indicábamos, en el encuentro se expusieron los
resultados preliminares obtenidos hasta la fecha comparando los ensayos que se
están realizando en España y Holanda. En nuestro país, los campos de estudio
están localizados en fincas de la provincia de Zamora, mientras que en Holanda
están repartidos en diferentes ubicaciones de su territorio.
De momento, los resultados disponibles hacen referencia a
2023 -fecha de inicio del proyecto- que climatológicamente fue muy malo para
nuestro país debido a la intensa sequía de ese año, lo que impactó directamente
en la producción. Si bien, entre los parámetros obtenidos, uno de los datos más
relevante es que tanto en España como en Holanda se han detectado diferentes
levaduras y hongos en las fincas en función de si el cultivo se ha realizado en
condiciones de secano o de regadío. “Posiblemente, esto afectará a los
productos que se hacen con el trigo que está cultivándose. Porque el objetivo es
analizar cómo el trabajo a pie de agricultor puede afectar al resultado final. Y
es que esos microorganismos pueden tener, por ejemplo, un efecto en el gluten. Y
si conseguimos que la forma de cultivo permita obtener alimentos con diferentes
niveles de gluten, tendremos posiblemente la capacidad de producir un tipo de
alimento hecho con bajo gluten trabajando de una forma determinada la
producción”, expuso Jesús López Colmenarejo.
Tras esta contextualización, un panel de expertos, repartido en dos mesas redondas, analizó, por un lado, el efecto del riego en el trigo y, por otro, en las particularidades de la producción ecológica.
Los encargados de analizar el impacto del riego en los cultivos de trigo fueron Fernando Sánchez, gerente de Irconsa; Francisco Ciudad, investigador en el ITACyL, Ricardo Pérez, titular de los campos de cultivo donde Wheatbiome está cosechando en nuestro país; y Eloy Bailez, presidente de Ferduero y miembro de la Comisión Permanente de Fenacore.
A lo largo de su intervención, analizaron la evolución que ha experimentado el regadío en los últimos años, especialmente gracias la implementación de la tecnología de precisión, -con el goteo a la cabeza- y las posibilidades que ofrece. Ente ellas, además de controlar la eficiencia, se puso de relieve el potencial que brinda el análisis de datos en combinación con la información obtenida del estudio del suelo.
También se expusieron los factores limitantes en el ámbito del regadío. En el plano económico, la rentabilidad del cultivo suele ser el principal freno para llevar a cabo las inversiones necesarias.
Y en el ámbito de la investigación, y en base a las diferentes condiciones climáticas de nuestro país en general y de Castilla y León en particular, se puso de relieve que la resistencia a la sequía es un condicionante muy complejo en el desarrollo de los cultivos y se trabaja en el análisis de la tolerancia al estrés térmico e hídrico. Ahora bien, dada la complejidad del trabajo, no se esperan resultandos en un periodo inferior a 10 años.
Particularidades de la producción ecológica
La mesa de producción ecológica estuvo integrada por Juan Luis Fradejas (Inea); Manuel Fernández Calderón (ITACyL); David Fonseca (Arae); y Luis de la Fuente (agricultor).
En ella se puso de manifiesto que la producción ecológica tiene futuro y que exige un cambio de mentalidad y que una de las claves para conseguir el éxito está en el estudio de la materia orgánica del suelo. Y aunque a día de hoy este tipo de análisis aún es minoritario -puesto que, entre otros factores, la falta de homogeneidad de los suelos hace que los costes sean aún muy elevados-, las estadísticas indican una tendencia creciente en superficie de producción ecológica en Castilla y León. Así, los últimos datos disponibles, indican que en 2023 la superficie total superaba las 113.000 hectáreas y es posible que en 2024 supere las 140.000. De esas 113.000 hectáreas de 2023, el 16% se dedicó a cereales, con un peso importante del trigo por la menor complejidad que ofrece su cultivo respecto a otros.
Para concluir, se abordaron las diferencias económicas que ofrece la producción ecológica respecto a la tradicional. Y la principal conclusión radica no tanto en la rentabilidad, puesto que sí lo es, sino en la volatilidad de precios a la que está sometida el sector agrícola, que se agudiza en el caso del sector ecológico al disponer de menos herramientas e ir, por tanto, más ajustados en el plano económico.
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