Castilla La Mancha produce el 75% de los pistachos del país y genera casi 30 millones de euros en valor económico de la producción primaria en la región, una cifra considerablemente mayor si se tiene en cuenta el valor añadido de la producción industrial, ya que la mayor parte del pistacho se procesa en la misma zona en que se produce.
Sin embargo, en comparación con otras especies agrícolas, el pistachero ha sido poco estudiado genéticamente, en parte debido a la falta de un mapa de alta calidad de su ADN. Ahora, gracias a un proyecto de genotipado liderado por el profesor J. Grey Monroe, de la Universidad de California en Davis, en el que han participado los investigadores del IRIAF Adela Mena y Esaú Martínez, han conseguido generar la secuencia del genoma más completa del pistacho hasta la fecha, a partir del material vegetal de la variedad Kerman (Pistacia vera L.) obtenido de la plantación que el Centro de Investigación Agroambiental 'El Chaparrillo' posee en la Finca 'La Entresierra'.
Los resultados de este trabajo, publicados en marzo en la revista científica The New Phytologist, facilitarán a los mejoradores vegetales crear nuevas variedades en el futuro, más productivas, más adaptadas a condiciones de estrés ambiental o incluso más nutritivas. En el mismo estudio, también se han detallado las etapas de crecimiento y desarrollo del fruto de pistacho, lo que ayudará a los agricultores a gestionar su cultivo de forma más sostenible.
Cinco posibles aplicaciones en la mejora y el control varietal del código genético revelado en el nuevo pangenoma del pistacho obtenido por el grupo liderado por la Universidad de California.
Los investigadores del IRIAF Adela Mena Morales, perteneciente al Laboratorio de Biología Molecular del IVICAM y Esaú Martínez Burgos, al Departamento de Cultivos Leñosos del CIAG El Chaparrillo, han participado coordinando el grupo investigador inicial, obteniendo la concesión de una beca para financiar el costo de las lecturas de las cadenas largas de ADN en un secuenciador de última generación, aportando sus bases de datos propias sobre Fenología (comportamiento y evolución de la brotación y floración de las distintas variedades), así como en la extracción y el envío del ADN y otras muestras de tejidos jóvenes ultracongeladas de las 6 variedades seleccionadas, al resto de Centros y Universidades participantes.
Anteriormente, otros equipos científicos ya habían secuenciado el ADN de los pistachos, pero según el ingeniero agrónomo del IRIAF Esaú Martínez Burgos, doctorando del CIAG El Chaparrillo, este nuevo mapa genético es mucho más detallado y preciso. En palabras del investigador principal del grupo, J. Grey. Monroe, “La mejora en la precisión del nuevo genoma de referencia es como pasar de un mapa de un paisaje dibujado a mano a tener una imagen satelital de Google Earth”.
Puerta abierta a la mejora genética
Los pistachos son resistentes a la sequía y la salinidad, pero requieren inviernos fríos para florecer adecuadamente. A medida que el cambio climático traiga inviernos más cálidos, los productores necesitarán nuevas variedades de pistachos que puedan prosperar en temperaturas más altas.
El estudio también identifica cuatro etapas clave del crecimiento de los frutos secos, desde la flor hasta la cosecha, incluyendo el endurecimiento de la cáscara y el crecimiento del grano proporcionando así una evaluación fisiológica completa y de su expresión génica.
“Saber cómo cambia el fruto del pistacho a través del desarrollo, ayudará a los agricultores a tomar mejores decisiones, como cuándo regar sus árboles, lo que conducirá a una producción de pistachos más sostenible”, dijo la coautora Bárbara Blanco-Ulate, profesora asociada de la Universidad de California en Davis.
Una evaluación más precisa de su desarrollo también podría ayudar a los técnicos y productores a proporcionar mejores estrategias para la cosecha y evitar problemas como daños por insectos e infecciones por hongos. Es importante detallar no sólo los cambios físicos de los pistachos, sino también los mecanismos genéticos y moleculares que regulan esas características. La secuencia genómica obtenida incluye información que sienta precedentes sobre cómo se comportan los diferentes genes del pistacho a lo largo de la temporada de crecimiento.
Además, los investigadores han descubierto los genes y las vías que influyen en el valor nutricional del pistacho. Esto incluye conocimientos sobre cómo se acumulan las proteínas y los ácidos grasos insaturados, lo cual es crucial tanto para su vida útil como para sus beneficios dietéticos. Este conocimiento podría ayudar a los científicos a crear pistachos más nutritivos en el futuro.