El ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación ha remarcado que esta modernización está íntimamente ligada con el fomento del relevo generacional, la innovación y la visión de futuro, y ha destacado el papel clave de los ingenieros y las ingenieras agrónomas para garantizar la seguridad alimentaria y el futuro del sector agroalimentario.
Luis Planas ha recordado que se trata de una profesión muy demandada en el mercado, que roza el pleno empleo y presenta importantes salidas laborales en el sector privado. Asimismo, su alto grado de polivalencia es muy valorado también en la Administración, donde en los últimos años se ha incrementado el número de plazas ofertadas para ingresar en el Cuerpo de Ingenieros Agrónomos del Estado, actualmente formado por unos 360 profesionales y con un aumento importante de mujeres en las últimas incorporaciones.
Pilar de la transformación del sector
La creación de los Colegios Oficiales de Ingenieros Agrónomos y de su Consejo Superior fue autorizada por decreto del Ministerio de Agricultura el 31 de marzo de 1950. En la actualidad, existen 12 colegios territoriales de ingenieros agrónomos.
“Podemos decir que la agronómica es una rama de la ingeniería con un notable pasado, pero también con mucho presente y sin duda con un gran futuro”, ha afirmado Planas, que ha hecho referencia a la transformación del sector agroalimentario, que se dirige hacia producciones más sostenibles, eficientes y competitivas, para lo que es necesario contar con profesionales cualificados que respondan a las demandas de los consumidores.
En este sentido, ha señalado que los ingenieros agrónomos son fundamentales para el diseño y ejecución de proyectos y planes, tanto de infraestructuras agrarias como de explotaciones o industrias, pero también para elaborar la normativa reguladora o llevar a cabo inspecciones, por ejemplo, de control en frontera para velar por nuestra seguridad fitosanitaria, entre otras cuestiones.